En primer lugar, se le administra al paciente una sustancia para dilatar las pupilas, clínicamente conocido como midriático.

A continuación, se coloca al paciente frente a la máquina, donde deberá apoyar la frente y la cabeza en los lugares destinados a ello para dejar los ojos completamente inmóviles y sin parpadear.

En una vena del brazo del paciente, el especialista inyecta con cuidado la fluorescencia que, en cuestión de minutos, ya se habrá extendido por todo el cuerpo y se podrán captar las imágenes de los vasos sanguíneos de la córnea con total claridad.

La fluorescencia será eliminada por el organismo del propio paciente a lo largo de un día aproximadamente, pero sí recomendamos no exponerse al sol durante las 24 horas posteriores a la prueba, ya que esta sustancia puede fotosensibilizar la piel y provocar la aparición de manchas.